-Pamela Caudillo, Content & Communication
La industria manufacturera ha sido duramente criticada por su daño ambiental, en años recientes estos reclamos se han intensificado dado que hemos experimentado las consecuencias del cambio climático de primera mano como desastres naturales más frecuentes, olas de calor y enfermedades derivadas de los índices de Co2.
México en 2020 (De acuerdo con el Instituto de Recursos Mundiales, WRI) emitía el 1.42% de las emisiones a nivel mundial, de las cuales la industria manufacturera y de la construcción emitían un 10%. Cifras alarmantes que han enfrentado a la industria manufacturera contra la comunidad internacional.
Un mundo e industria demandante
Sin embargo, esta guerrilla entre ambientalistas y las compañías manufactureras pareciera no tener una solución viable; pues el mundo sería más “verde” si las empresas dejaran de producir tantas emisiones, pero, la creciente población y su demanda de recursos además de la competitividad existente en el sector demandan un incremento de producción. Entonces, ¿A quién le hacemos caso?
La realidad es que más que inclinarse hacia el blanco el negro, debemos de encontrar un balance de grises que permita una coexistencia sana de la industria y el ambiente. Una tarea nada sencilla de emprender, puesto que más allá de una estrategia de marketing o “Green washing” que limpie la imagen de las empresas, es necesario un cambio verdadero, un cambio desde los procesos esenciales de la manufactura.
En México las Normas Oficiales Mexicanas en materia de Medio Ambiente y Sustentabilidad ( en conjunto con otros lineamientos internacionales a los que está adherido México) marcan el rumbo a seguir para las empresas que produzcan dentro del territorio nacional. Pero, además, la presión social que ejercen los consumidores ha logrado infiltrarse en las planeaciones de empresas multinacionales, haciendo una de sus metas primordiales crear sistemas de producción y abastecimiento más sostenibles con el medio ambiente y exigir que sus proveedores y colaboradores hagan lo mismo. Pero, ¿Cómo cuidar del medio ambiente sin descuidar mi producción?
La industria manufacturera, de villana a antihéroe
Desde la revolución industrial, los años de contaminación ambiental acumulada no han dejado a la industria manufacturera muy bien parada frente a un mundo cada vez más dañando en el plano ambiental. Ser el villano de nuestra propia historia puso a la industria en un dilema existencial tremendo al mismo tiempo que lo llevó a desarrollar habilidades de supervivencia. A través de la industria 4.0, se está logrando un giro de trama en un proceso de redención social por parte de las empresas productoras.
Mediante la inteligencia artificial, la digitalización de procesos, la creación de gemelos digitales y el monitoreo de producción se ha logrado avances significativos en materia de reducción de emisiones, desperdicios y/o residuos, un mayor aprovechamiento de recursos, y la invención y desarrollo de nuevos materiales amigables con el ambiente. Con el desarrollo e implementación de tecnologías de la industria 4.0, la manufactura pasa de ser el villano despiadado, a ser el antihéroe redimido que apuesta por la conservación de la vida en la tierra.
¿Qué tan difícil es el camino a la redención?
En realidad, la vía de transformación no es difícil, pues lo que para el medio ambiente es un desarrollo sostenible, para la industria se traduce en la frase “Máxima producción, mínimos desperdicios”. Es decir, conocer el OEE de mí organización me va a ayudar a cumplir mis objetivos ambientales, que, por definición, se convierten en KPIs que van a repercutir en la rentabilidad de mi organización.
Más allá de un comparador entre lo que se puede producir (la fábrica oculta) y lo que se produce, el OEE juega un papel decisivo en la planeación, desarrollo y control de una Fabricación Inteligente. Entre más alto sea mi OEE, más fácil será cumplir mis compromisos ambientales. Desglosado a través de sus componentes se puede leer así:
- Disponibilidad
Optimizar tiempos de producción reduce emisiones y aprovecha los recursos energéticos, pues el tiempo que las máquinas están encendidas sin producir, significa un uso de energía y recursos importante. Por otro lado, al tener tiempos de producción más exactos, se genera fluidez en la cadena logística lo cual puede traducirse en ahorro de combustible.
- Rendimiento
Conocer mi capacidad de producción me llevará al aprovechamiento máximo de recursos materiales, financieros y humanos, con lo cual se puede generar ahorros importantes; se planifica la producción y no se produce en sobredemanda, el cual es uno de los principios de la sustentabilidad.
- Calidad
Generar menos desperdicios implica también menos residuos para el medio ambiente, así como una alta posibilidad de que estos al tener un control de calidad eficiente (como variables críticas definidas y atendidas), puedan ser reutilizados o reciclados con mayor facilidad.
El superpoder de la credibilidad
No obstante, lo más importante para un compromiso ambiental , es el tener un estatus de credibilidad, mostrar que realmente se han cambiado las prácticas nocivas al medio ambiente por la coexistencia pacífica. Entonces la cuestión es, ¿Cómo puedo demostrar que he cambiado?
El dicho popular “Ver para Creer” cobra especial sentido en cuanto a cuidado ambiental se refiere. Una empresa debe seguir protocolos de transparencia donde la información de sus procesos de producción e índices contaminantes sea expuesta a sus auditores y clientes. Es entonces que no hay otro camino más que la presentación de datos, reales, fiables y certeros para acreditar una actitud de cambio. Aquí es donde las soluciones de industria 4.0 toman mayor relevancia, pues mediante la implementación de sistemas de monitoreo se obtiene un retrato fiel de los ajustes realizados.
Se pueden mostrar desde ahorros energéticos, control de emisiones, reducción de desperdicios, y mejor aprovechamiento de tiempos en un sistema de control de producción como Monitor App®. Además, a través del monitoreo de más de 30 KPIs y 60 variables de proceso se puede medir con transparencia el avance de las organizaciones respecto a sus históricos anteriores. Entre algunos beneficios se encuentran:
- El uso reducido de recursos, generando mayores márgenes de ganancia
- Mejora de la eficiencia operativa, reduciendo costes y desperdicios
- Una menor huella de carbono
- Una mejora significativa de imagen empresarial, lo cual se traduce en mejor posicionamiento.
- Una mayor rentabilidad, lo cual da origen un acceso más amplio a financiamiento capital.
De la misma forma, contar con información de tu sistema de producción te ayuda también a obtener certificaciones como la norma ambiental ISO 14001. Pues, al sustituir tus registros de lápiz y papel con datos directos e inalterables, te vuelves una organización transparente y creíble.
El mundo moderno el cuidado por el medio ambiente ya no es una opción se ha convertido en un requisito más, un factor determinante para que una organización sea considerada competitiva a nivel internacional.
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